miércoles, 23 de junio de 2010

La chica de papel


   La chica de papel es novia del viento. Ella cae tendida esperando sus caricias, él sopla y la lleva de viaje por las alturas, para desde ahí contemplar el mundo. Pero a la chica de papel no le basta el viento, ella busca otra cosa, ella busca al otro. Ese que, según dicen, danza sobre la blancura y rasga la epidermis. Aquel que sabe transformar el cuerpo en poesía y sólo con su estar deja marca en la existencia.

  Ese atardecer la chica de papel se contorsionaba con el viento en un tango ebrio y celeste, tocando cielo y suelo la danza la llevó hasta la ciudad desconocida. Se dejaba guiar por las avenidas y los callejones tan llenos de esquinas, la chica de papel entró por la ventana al restaurante y se posó en la cocineta, donde el viento al querer seguirla se transformaba en vapor y no podía tocarla.

  Junto a la chica de papel dormía Lápiz. La chica lo contemplaba y lo imaginaba despierto, una sensación sin nombre le decía que él era el otro. Con su punta tan fina y su figura delgada, la chica de papel ya sentía a Lápiz recorrerla, acariciarla, rasgarla, picarla. La chica de papel sentía en la piel ese amor masoquista.

  Una mano despertó a Lápiz de su sopor constante, lo llevo hasta el blanco cutis de su admiradora inanimada y con letra grande y apresurada le escribió en una esquina: “PARA LLEVAR”. La chica de papel fue aplastada por una hamburguesa, fue sometida mediante arrugas a abrazar y absorber los lípidos del tonel que la apastaba, y con la delicadeza con que un cerdo se arrastra por el lodo, fue entregada a un tipo gordo que de un jalón la arrojó a la basura.
Safe Creative #1005216354915

4 comentarios:

  1. Pobre chica. No sé si no es demasiado brusco el contraste entre el comienzo poético y el final no ya prosaico, sino esperpéntico. Deja una tristeza...

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. Me hizo recordar que alguna vez estuve enamorada del otro, ese que no era el viento. Y al igual que la figurilla de papel...fui a dar en la basura. Muy bueno.

    ResponderEliminar
  4. ¿Qué podemos hacer si nos fascina lo que no tenemos, si nos maravilla lo desconocido?

    No queda más que escribir, para darnos cuenta de que el otro que nos lee también ha sido chica de papel, viento o lápiz.

    Gracias por los comentarios.

    ResponderEliminar