Hoy me comí un mazapán.
Lo despojé de su envoltura
como se desnuda a una uva
y sostuve su fragilidad con dos dedos.
Froté su epidermis con mi lengua de reptil
expropiando sus moronas decadentes ,
lo mordí como el pezón de una virgen
lo acune entre dientes
con temor
de
despertarlo.
Los bocados fueron ostias
En las fauces de un demonio redimido.
Lo comí
sin quebrarlo,
sin tirar
una migaja
pues con la alquimia que sólo las brujas entienden
el universo depositó tu esencia
en un mazapán de $ 2.50
ESTÁ bien plasmada la imagen, pero el ritmo puede mejorarse.
ResponderEliminarUn abrazo, Rodrigo
Ah, qué tiempos aquellos en que escribiste este poema, cómo olvidar.
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